EFECTO DUNNING-KRUGER o la erudición del cuñado.
Estimado lector, por el nombre…, a priori, no sabrá de qué le vamos a hablar en este artículo, pero no se preocupe que estamos seguros de que, en estas fechas, se ha topado con personas que sufren este “síndrome”, el denominado Dunning-Kruger, como más adelante le mostraremos
Este cuadro se presenta en individuos que poseen escasas habilidades o conocimientos, pero que experimentan un sentimiento de superioridad, totalmente ilusorio e irracional, lo que los hace considerarse más inteligentes que otras más preparadas y con mayores conocimientos. Normalmente estos individuos se sobreestiman, no reconocen la habilidad de los demás y no reconocen su propia insuficiencia.
Es imprescindible conocer este efecto a la hora de rodearse de un buen equipo, ya que el síndrome lleva parejo que las personas que lo sufren sean más incompetentes que la media del equipo, lo que va a provocar efectos muy negativos sobre el mismo, entre otros el ambiente de trabajo, el resultado del trabajo en equipo y las percepciones de los distintos miembros para con los demás.
¿Cómo pueden detectarse al incompetente? Es muy sencillo. Los individuos que lo padecen tienden a hablar y hablar de cualquier tema, tratando de “sentar cátedra” y de dar por zanjada cualquier conversación con sus propias aseveraciones Hay que tener en cuenta que este síndrome está originado por un sesgo cognitivo.
Y el hecho es que el exceso de información que hoy en día existe, al alcance de cualquiera, haya permitido mostrar a más de uno, como si de un oráculo se tratara.
Pero…, ¿es habitual este síndrome? Pues mucho y muy frecuentemente. Póngase como ejemplo que, en una encuesta, el 80% de los conductores decían sentirse mejores conductores que la media ¡Demasiados! ¿No? Solo baste con que reflexionemos un poco sobre nuestras cualidades y habilidades y las comparemos con el resto. A lo mejor nos sorprendemos. Todos llevamos un Dunning-Kruger esperando su momento para salir (si no…, este artículo a cuenta de qué).
El efecto Dunning-Kruger también es conocido como el del “cuñado”. A nivel doméstico ¿Cuántos de ustedes no han sufrido al “cuñado” en una cena, en una comida o en una reunión familiar? Es capaz hablar de todo, ya que de todo sabe y todo lo refuta. Son sabuesos, que olisquean entre el murmullo cualquier conversación para morderla, entrando en ella, tomando la iniciativa y finalmente agotando a todos para darla por concluida por abandono de los contrincantes.
En estas señaladas fechas, estimado lector, hay que tomar estrategia para abordar una reunión familiar con nuestro queridísimo “cuñado”, lleno de vivencias y erudito divino. Hastiado lector, siga estas sencillas instrucciones:
- Siéntese lejos.
- Si le pregunta…, responda con un “espera y lo busco en Google” (El Gran Cuñado)
- Si mientras usted habla él le interrumpe, actúe de manera irreverente, pero con humor
- Si ha tomado la iniciativa, interrumpa su dialéctica con algún chiste, con humor, desviando la atención.
- No entre en una espiral dialéctica que le convierta en otro can, y que conlleve a olisquearse mutuamente sus traseros.
- Trate de soltar algún tema fútil, cuan hueso que roer, que le permita observar con alborozo la salivación del cuñado, y ese “venirse arriba”.
Pero, sobre todo, la estrategia general es que cualquier conversación pierda su seriedad y se convierta en banal, y con ello el sustento que alimenta al cuñado.
Mientras tanto sed felices.
José Antonio Caballero