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¿SABRÍAS GESTIONAR EL ÉXITO? diciembre 01, 2017

¿SABRÍAS GESTIONAR EL ÉXITO?

Estimado lector, permítanos afirmar sin temor a equivocarnos, y a riesgo de no conocernos personalmente, que NO SABRÁ HACERLO.

Estimado lector, ahora que se acercan épocas navideñas, en las que albergamos sueños de premios de lotería, procedamos a fraguar la Ley de la Gestión del Éxito (LGE), que es enunciada de la siguiente forma: “La probabilidad de gestionar correctamente el éxito está inversamente relacionada con la velocidad de consecución del mismo”.

Así se desarrollará y justificará la LGE en base a los efectos que “ganar la lotería” produce entre los acertantes de la misma, y el aspecto común que ello tiene con el “éxito”, ya que tanto el éxito como el dinero parecen proporcionar felicidad.

Para demostrarlo, nos basaremos en los efectos que tiene acertar la lotería, y argumentado por los recientes estudios de universidades tan prestigiosas como las de Pittsburg, Kentucky, Massachussets, Northwestern u Oxford, y en trabajos como “Los ganadores de lotería y las víctimas de accidentes” o “Las consecuencias económicas de ganar la lotería. Un boleto para alegrar la calle”.

El objeto de trabajos como los anteriormente mencionados, ha sido el de mostrar el patrón que siguen los ganadores de la lotería, y mediante el cual se extrae como principal conclusión que los ganadores de la lotería tienen un altísimo potencial de terminar siendo infelices, ya que muchos acabarán perdiéndolo todo.

¿Algunas conclusiones de dichos estudios? Vamos allá

  • Conclusión primera. El 80% de los premiados deja de trabajar. Este es el inicio de su fin, estimado lector. Podría decirse que una vez que se alcanza el “éxito” muchos de ellos ya no trabajan para retenerlo, y creen que podrán gestionarlo sin trabajarlo.
  • Conclusión segunda. Por término medio se gasta más de lo que se deja “ahorrado para imprevistos”, y en una relación 65/35%. Esto supone, estimado lector, que el éxito es caprichoso y descuidado, y que se han sentado las bases para que el gasto arrastre al ahorro, convirtiéndose en ruina.
  • Conclusión tercera. Al cabo de un año, el estado de ánimo de los ganadores de lotería es idéntico al que sufrieron un accidente. Estimado lector, la profesión de “tener éxito” no es tan amable como se muestra.
  • Conclusión cuarta. El 80% de los premiados habrá dilapidado su fortuna en menos de una década y el 70% en menos de un lustro. Estimado lector, esto es un hecho, vaya contratando un abogado.
  • Conclusión quinta. Los cambios que produce «ganar la lotería» son muy drásticos, promovidos por la repentina ganancia. Estimado lector, el éxito conseguido rápidamente, más rápidamente se perderá.
  • Conclusión sexta. Tan solo el 15% de los premiado emprendieron sus propios negocios, porcentaje ridículo, ya que muestra que una vez conseguido el “éxito” no estamos dispuestos a luchar por mantenerlo.
  • Conclusión séptima. Prácticamente la totalidad de los premiados que tenía dificultades financieras antes de ganar la lotería, no consiguieron eludir la bancarrota, perdiéndolo todo tras unos pocos años. Estimado lector, el éxito prolongado está reservado para aquellos que están preparados.

A pesar de ello, hay quienes piensan como nuestro amigo Antonio (ART), que no pueden extrapolarse estas conclusiones de la lotería a la gestión del éxito. Y por supuesto que ha de extrapolarse, por dos motivos esenciales. El primero es, como ya ha sido mencionado, que la felicidad, el dinero y el éxito conforman un “triángulo amoroso y caprichoso”, en pocas ocasiones equilátero, con vértices siempre contrapuestos y divergentes. Y el segundo y más importante, es que las personas que juegan a la lotería son una muestra estadística suficientemente representativa de la población que nos rodea ¿Acaso los jugadores de lotería no son iguales al resto de los habitantes? Los estudios demuestran comportamientos y patrones de actuación similares al resto.

Como ha quedado demostrado, el éxito ha de venir dado cuando se está mejor preparado para recibirlo, así que, estimado lector, prepare su camino de éxito, a la espera de que algún día le sea concedido, y sobre todo, continúe trabajándolo para que no le abandone (cqd).

Por lo demás…, sea usted feliz

José Antonio Caballero