¿EN TU URNA O EN LA MÍA?
La forma de gobierno de una empresa es uno de los aspectos más relevantes de la misma, y normalmente uno al que se le presta muy poca o ninguna atención, ya que es la propia impronta del empresario.
¿Cuántos tipos de gobierno existen? Los teóricos dirían que 4, pero no es así, ya que existen tantos como personas hay en el mundo. Cada empresario o directivo gobierna su empresa de una determinada forma. Pero la empresa no es sino el reflejo de la actualidad y de la realidad social en la que se vive.
Lo anterior es fascinante, ya que encontramos una pléyade de empresarios con los más variados matices a la hora de aplicar doctrina.
Existen aquellos que no preguntan a nadie antes de tomar decisiones ¿Dictadura? La peor, y que, por lo general, cuando aciertan no es por “gracia divina”, sino por suerte. No suelen tener buena prensa entre los suyos, que viven con temor, y que huyen a la menor oportunidad, y no suelen durar al relevo generacional, por lo que es infrecuente encontrar trabajadores que hagan carrera en este tipo de empresas.
Existen aquellos que preguntan mucho, pero que no terminan de tomar decisiones, postergándolas hasta el infinito y más allá. Tampoco se les puede dar un color político ¿Anarquismo? Quizás, más bien anarquía, ya que por lo general esta empresa pronto sucumbe o simplemente, es fuente de sublevaciones, sediciones, insurrecciones y muchos más “ones”. ¿Casos de éxito? Pocos o ninguno. Suelen terminar en escisiones.
Están aquellos otros que idean un cuerpo doctrinal en el que se resalta el reparto de los beneficios y resultados entre todos, que, por lo general, suelen provenir del esfuerzo de solo unos pocos. ¿Comunismo? Pues en estado puro, desincentivando al que tracciona y ayudando al que lastra. Un día, el empresario se despertará pensando que ha hecho el “canelo”, seguramente cuando lo haya perdido todo, aunque le quede la satisfacción de haber asistido como actor principal al potro de la Santa Inquisición.
De otra parte, se encuentran por doquier aquellos seguidores de Isaac Newton, que esperan que una acción tendrá una reacción de igual magnitud y de sentido contrario. Son aquellos que tienden a tomar cada vez más atribuciones, más inferencia en el trabajo de los demás, para terminar apoyándose en los de abajo, y cuando se “recuestan” sobre aquellos, se dan cuenta de que no hay nada, solo aire ¿Socialdemócratas? El común de los mortales va a lo suyo.
Últimamente aparece una corriente de pensamiento colectivista ilustrado que impregna, con un halo de modernidad, que busca adeptos. Distintas corrientes, pero que confluyen en que lo importante es la libertad del grupo, su libertad, sin pensar en la libertad del que tiene enfrente. Pero siempre enchufados a la “teta del Estado”, al concurso, a las prebendas… ¿Perroflautismo? Pero siempre atado, y por favor…, con mucha “pasta”.
Entonces ¿Hay que practicar la democracia? Claro que sí. Racionalismo y pensamiento, pero con datos. El administrador de la empresa ha de ser muy democrático escuchando a sus mandos y a sus empleados (compañeros todos). Pero ha de ser un dictador tomando decisiones. En el mundo de la empresa no hay ni color, ni signo político, sino trabajo. Pero una cosa es clara, como diría Cicerón “Para ser libres, hay que ser esclavos de las leyes”
Sed felices