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¿ES EL CONCURSO DE ACREEDORES LA SOLUCIÓN? abril 20, 2020

¿ES EL CONCURSO DE ACREEDORES LA SOLUCIÓN?

Es la pregunta más frecuente que nos hacen últimamente nuestros clientes. Son muchos los despachos de abogados y economistas que los están ofreciendo como una tabla de salvación a todas aquellas empresas que se encuentran en dificultades. Pero antes de dejarse llevar por cantos de sirena, conviene adoptar la perspectiva de un gestor, del propietario. Queremos y debemos ser honestos, más aún cuando de la supervivencia de una empresa se trata. Y consideramos que más allá de la empresa se encuentra el empresario, último generador de riqueza.

Un concurso de acreedores ha de ser, taxativamente, la última de las opciones. Veamos cuál es el proceso natural de muerte de una empresa, de la inmensa mayoría de concursos en los que hemos participado.

En primer lugar, una empresa comienza a sufrir un déficit de caja potencial. Que, además, por lo general, no es advertido por la empresa, ni por sus asesores (en otro artículo incluiremos un ejemplo de esto a lo que estamos refiriéndonos).

Este déficit de caja es potencial por cuanto que la empresa, de forma natural, lo acomoda con financiación. Es decir, en un desequilibrio entre ingresos y gastos, la empresa, en el caso de seguir el criterio de caja, se quedaría sin dinero. Pero he aquí el milagro de la financiación. Tanto con coste como sin coste. Todo esto es mucho más complejo, pero permita el lector entrar solamente en lo superficial.

Así, la empresa, de forma natural acometerá las siguientes acciones que, además, suelen hacerse en el siguiente orden cronológico:

-La empresa notará que cada vez es más difícil mantener una tesorería equilibrada.

-Tratará de acelerar los períodos medios de cobro (maduración comercial). Es decir, aumentará la presión en el cobro. Igualmente acudirá a la financiación con coste, a través de instrumentos financieros facilitados por bancos.

-Tratará de dilatar los períodos medios de pago (maduración en los aprovisionamientos). O lo que es igual, retrasar los pagos. Empleará técnicas de aglutinar pagos en días determinados. Pago mediante instrumentos financieros, etc.

Como lo anterior, y dado el déficit estructural en el que la empresa se encuentra, acudirá a otros, como:

-Disminución de las existencias. No todas las empresas poseen existencias, pero aquellas que sí, tratarán de optimizarlas. Esto trae un alivio espontáneo, ya que disminuirá sus aprovisionamientos. Pero puro espejismo.

-Financiación bancaria y endeudamiento. Así, si persiste la situación, la empresa acudirá a contratar una póliza o línea de crédito. En algunos casos préstamos, argumentando finalidades distintas a las que realmente son.

En estadios avanzados, y con situaciones extremas, las empresas comienzan a incumplir sus compromisos de pago. Renovando pagarés, acudiendo a nuevos proveedores, nuevas entidades financieras.

Un concurso de acreedores, en el 95% de los casos termina en insolvencia de la empresa, y con ello en el cese de la actividad de forma definitiva.

¿A qué se debe esta estadística? Sencillo. Cuando se solicita un concurso la empresa se encuentra en una etapa demasiado avanzada del proceso de muerte de la misma.

¿Es un problema el concurso de acreedores? A priori no, pero a partir de ello, se derivan una serie de “daños colaterales” que han de ser tenidos en cuenta. De forma abreviada, antes de plantear un concurso, el empresario debería de hacer una serie de reflexiones:

  • ¿He analizado el origen del problema de mi empresa? Quizás, y solo quizás, una posibilidad es la de reestructurar adecuadamente los gastos de la empresa. Acomodándolos a la situación de ingresos. Desgraciadamente, no siempre es posible.
  • ¿He realizado un adecuado planteamiento de reestructuración del pasivo de la empresa? Es decir, de las deudas. En nuestro despacho hemos visto casos en los que, de haber actuado con debida antelación, el problema se hubiera mitigado, o eliminado.
  • ¿Cómo afectan las deudas al patrimonio de la empresa? En un concurso, la experiencia nos dice que el patrimonio, mucho o poco, pasará a valer una pequeña parte.
  • ¿Cómo afecta el concurso a los bienes y la capacidad del empresario? Es decir, una empresa no deja de ser un instrumento para generar riqueza. Cuando en una empresa se rompe un activo, se sustituye por otro, pero en tiempo y forma. Una empresa es la herramienta del empresario. El empresario no puede morir con su empresa.
  • ¿Cuál es el coste de un concurso? Es muy elevado. En demasiadas ocasiones superior al rédito que podría suponer su planteamiento.
  • ¿Cómo queda la posición del administrador o del consejo de administración? La Ley está para cumplirla, y en ocasiones se producen derivaciones de responsabilidad.

Como hemos prometido hacer un artículo ameno y breve, no queremos profundizar más. Lo que es cierto es que antes de plantear un concurso, nuestra obligación es la de dar viabilidad a la actividad.

Por ello, los “buenos concursos”, si se nos permite la expresión, son aquellos que se focalizan en la viabilidad de la empresa. En su continuidad.

Desde estas humildes líneas, es necesario realizar un adecuado análisis, tratando de implantar medidas para reconducir la actividad. Si ello no es posible por nuestros medios, estaremos no solo facultados, sino obligados, a acudir a la vía judicial.

Mientras tanto sé feliz.

José Antonio Caballero

Ingeniero consultor